miércoles, 23 de abril de 2008

Soluciones propias con nuestra ciencia: ¿Posible?


Dos investigadores de reconocida trayectoria y adscritos a la Universidad de Los Andes (ULA), plantearon interesantes respuestas a la interrogante que sirvió como punto de partida para un foro con comunicadores sociales, y más que palabras dejaron en el ambiente reflexión y hechos que siguen siendo desconocidos por muchos. Ellos, los investigadores, fueron Juan Puig y Juan Luis Concepción. La reflexión: Tecnología en reverso; el hecho: estuche para el diagnóstico de la enfermedad de la pobreza (el chagas).


La actividad organizada por la Red de Promoción Científica y Tecnológica con la participación de Fundacite Mérida, Parque Tecnológico, Zona Libre, Centro de Investigación de Astronomía y Oficina de Comunicación Institucional de la Gobernación, se desarrolló con la presencia de comunicadores sociales quienes a partir de este interesante intercambio, obtuvieron insumos para el desarrollo de trabajos utilizando los beneficios de la Web 2.0, y sobre lo cual se instruyen en taller dictado también por iniciativa de la red.


Puig, el primero en tener la palabra marcó el camino para la reflexión y la comprensión al máximo de lo que luego nos enseñó Concepción. “Tecnología en reverso” fue el concepto que puso sobre la mesa de intercambio. Tal frase implica en pocas palabras descubrir el cómo se hizo algo; es un inicio un punto de partida y una solución válida, pues como lo argumentó, los paises asiáticos lo pusieron en práctica y ahora son ellos quienes están en la punta de la producción tecnológica, haciendo la tecnología en directo, inventando, creando.

Cuando se acabe el petróleo

La tecnología en reverso lleva a mejorar y adaptar lo que ya existe, lleva a investigar otras opciones en cuanto a materiales por ejemplo consiguiendo costos menores así como soluciones más favorables para paises como el nuestro. Como uno de muchos ejemplos, citó el desarrollo de prótesis para traumatología que produce el Centro de Innovación Tecnológica (CITEC) de la ULA, las cuales compiten con las de origen suizo en calidad y precios pero no han tenido la aceptación debida en el mercado, particularmente entre determinados prestadores de servicios de salud.


Puig resalta que lo importante es empezar, salir con algo bueno, útil y no desperdiciar los conocimientos adquiridos; por esto mismo, cree en la posibilidad de abrir nuevos espacios para la investigación, en los que para todas las áreas del conocimiento se pueda contar con un ambiente apto y en el que se desprendan de otras responsabilidades paralelas, en el que se desprendan de las estructuras universitarias, tal y como ocurre en el Instituto de Investigaciones Científicas (IVIC); cree en la necesidad de un instituto merideño de tecnología, porque asegura que es de “ la tecnología es de lo que podremos vivir cuando se acabe el petróleo”.

¡El chagas es noticia!

Mientras en la mente de los participantes aún se analizaba todo este asunto de la tecnología en reverso, Juan Luis Concepción, rapidamente demostró lo que en este sentido se puede hacer y así inició su relato sobre el largo transitar que le ha llevado a descubrir o redescubrir el cómo de un kit o estuche que permita la detección del chagas, conocido también como enfermedad de la pobreza, por afectar generalmente a personas que viven en zonas de bajos recursos socio económicos y en las áreas rurales. La enfermedad de Chagas o mal de Chagas-Mazza (tripanosomiasis americana) es una infección tropical ocasionada por un parásito protozoo (Trypanosoma cruzi) y se transmite por picadura de chipo, al ingerir comida contaminada con el parásito, transfusiones de sangre o transmisión fetal.


El chagas ha vuelto a ser noticia y ahora de primera página porque esta enfermedad que se consideraba controlada en nuestro país, repareció en plena ciudad, en un municipio de la capital venezolana, sobrepasando las barreras sociales que antes no cruzaba, añadiendo este último elemento que lo hizo muy noticioso, como lo dijo el investigador noticia en mano. Recalcó que la enfermedad se consideraba controlada y no erradicada, porque erradicar es un término mal aplicado tanto en medios de comunicación como entre los mismos profesionales de la medicina, pues sólo se podría erradicar cuando se cuente con vacunas que eviten la enfermedad.


Caracas no es la excepción con casos de chagas en zonas urbanizadas. Aquí en Mérida, hay casos detectados en sectores como La Pedregosa, del municipio Libertador, según lo dicho por Concepción. Pero aquí mismo tenemos soluciones y buenas noticias...


Concepción está adscrito al laboratorio de enzimología de parásitos de la ULA y desde hace años trabaja en torno a la detección de esta enfermedad, principalmente orientado a evitar su contagio por transfusiones de sangre, así como para el seguimiento y evolución de los pacientes. Esa investigación de años, lo ha llevado a cumplir diversas etapas como por ejemplo, determinar el tipo de rábano – buscar las semillas en su país de origen, cultivar y probar que sí fuera el correcto- para extraer sustancias necesarias en los reactivos del kit, así como investigar quienes y en donde podrían fabricar los pequeños frascos de vidrio y de otros materiales, adecuados para disponer las cantidades necesarias en cada prueba. Todo esfuerzo tiene su resultado y el de Concepción y su equipo de trabajo ya está materializado en el kit.


Desde Mérida, desde los laboratorios de la ULA, desde la perseverancia de investigadores radicados en esta entidad ha surgido el estuche para la detección del chagas que ya tiene el apoyo del Ministerio del Poder Popular para la Salud a fin de que se fabrique en grandes cantidades y comiencen a ser usados en centros públicos de atención sanitaria; los costos inferiores comparados con los importados lo hacen competitivo en el mercado, pero también es mucho más confiable ya que no tiene posibilidades de errores. Ahora, el kit para detección de chagas debe ser noticia y de primera página.


Concepción advirtió que pruebas de este tipo deberían ser aplicadas cuando se sospeche que alguien tiene la enfermedad y también de forma permanente en los bancos de sangre públicos y de centros privados para evitar el riesgo de transmisión mediante transfusiones, situación que ocurre con frecuencia particularmente en los privados.


Volviendo al principio... con seguridad podemos decir ahora: ¿Soluciones propias con nuestra ciencia? ¡Posible!

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